Para empezar, sé que esto no es muy interesante, o tal vez para alguno sí, pero mi obsesión por la comida no cambia y el fin de semana fuimos Alex, Anna y yo después de cenar a comprar de esos yogures helados que empezaron a ser tan famosos en España no hace tanto y me encontré con que en vez de tener que pedir tú lo que quieres, te lo hechas y después según pese pues lo pagas. Y claro, ahí empezó mi amor por este sitio llamado Orange Leaf. Tienes como 10 sabores entre los que están el de coco, vainilla, dos diferentes de chocolate, de todo... Y lo que elegí yo: atención. Yogur helado de brownie y limonada rosa con oreo y cereales. Envidiadme un poco venga.
Poco a poco la gente en el instituto, por muy grande que sea, te va conociendo y te va saludando cuando te ven, lo cual es un gran respiro después de esa primera semana siendo nadie y empezando totalmente de cero. Vas haciendo amigos y ya tienes una mesa fija con la que comer cada día y hablar siempre que quieras y lo necesitas. Mi mesa, (¿cómo no?) está llena de diversidad. Somos 3 estudiantes de intercambio y muchas americanas, pero americanas con familiares griegos, otras que estuvieron también aunque fuera un poco por España y así...
Beatriz (de Brasil), Emilia, Carly, Sam, Sophia, Sam y yo (de izquierda a derecha y de abajo a arriba) |
Ahora un poco de las cosas que pasaron esta semana:
El martes fue un día normal de instituto pero por la tarde empezó la que fue mi primera tormenta aquí. Esa noche no tenía ni wifi (imaginad el sufrimiento eh...) y a la mañana siguiente yo me levanté a las 6:30, como de costumbre para empezar un nuevo día, cuando de repente entra Robyn (mi madre americana) y me dice que atrasaron el insti más de dos horas porque se había quedado sin electricidad. Y claro, yo toda feliz en casa hablando con mis amigos durante ese tiempo y pendiente del reloj para no perder el famoso bus. Adivinad qué pasó después: estaba yo preparándome, de nuevo, para salir por la puerta cuando recibo un mensaje suyo diciendo una gran noticia: ¡miércoles sin instituto! Que sí, que madrugué igual, pero después se quedó un gran día, con un calor increíble y muchísimo sol, y ¿qué hice yo? Pues coger mi bici e ir a la piscina a disfrutar de aquella mañana libre.
Pero nada es perfecto así que ahí estoy leyendo un libro para la clase de inglés, pero siempre mejor en la piscina tomando el sol que encerrada en casa.
Después el jueves parecía un lunes y volvió a hacer tormenta. Estábamos todos con la esperanza de no ir a clase de nuevo pero no tuvimos esa suerte.
El viernes, último día de mi segunda semana de instituto, exámenes aparte, fue genial porque las dos primeras horas fueron más cortas ya que en la tercera íbamos a la Activity/club fair en la que tienes todos los clubes del instituto y te puedes a apuntar a ellos para conocer gente y hacer cosas diferentes en la rutina. Hay desde el Drama club (al que obviamente me apunté) o también llamado de teatro y de musicales hasta de escalada y ibras benéficas. Yo me inscribí en ese y después uno que se llama Fit club en el que haces yoga, zumba y esas cosas. Más tarde ese mismo día, Beatriz, Emilia, Grace y yo fuimos de compras y como Grace puede conducir pues nos llevó a un centro comercial de Indianapolis: Castleton Square y ahí pasamos toda la tarde del viernes.
La chica de la izquierda es Grace, por cierto. |
Por cierto, nunca vayáis a un centro comercial de Estados Unidos con amigas: demasiada ropa bonita, a lo que para los europeos es a menor precio, y con más ganas de comprar.
Ayer, sábado, la mañana no fue muy especial ya que tuve que hacer los deberes que no había hecho el viernes y estudiar pero la tarde fue mucho mejor: como por la noche tenía una fiesta de bienvenida junto con otros estudiantes de intercambio de mi organización pues hice galletas de azúcar con Alex porque cada familia tenía que llevar un postre. Mike y Robyn no estaban y Anna estaba en su habitación así que el espectáculo empezó sin problema. Estábamos haciendo las galletas con la música a tope y bailando y cantando por la cocina, cualquiera que nos hubiera visto... Eso sí, bien ricas que estaban.
Y en medio de la tarde, volvieron Robyn y Mike y con una sorpresa; aquí, en Estados Unidos, ahora se puso de moda algo similar a nuestro querido Legado de Tibu y se llama Ice Bucket Challenge. En él puedes decidir entre firmar un cheque de 100 dólares para una fundación benéfica o que te tiren un cubo de agua fría con cubitos de hielo por encima, y eso tuvimos que hacer Alex, Anna y yo a Mike (que para los que no lo recuerden, es mi padre aquí) y fue divertido no, lo siguiente. Aquí os dejo una foto justo después de empapar al pobre.
Llegó la noche y empezó la fiesta: conocí a muchos estudiantes que, como yo, estaría este año en el centro de Indiana y me encontré, por casualidad, con que otros dos que había conocido en Nueva York también estaban ahí así que empezamos a hablar todos juntos y acabamos pidiéndonos nuestros Instagram, Facbook, números, de todo. Fue una gran noche.
Domingo: pensaba que iríamos a la iglesia pero en vez de eso, ¿qué hicimos? Fuimos a dar un paseo larguísimo por toda la ciudad y por unos caminos preciosos que acababan en un parque al lado del río.
Acabé cansada no, lo siguiente pero el esfuerzo mereció la pena porque fuimos a comer a un restaurante en el que todo estaba riquísimo. Por la tarde tocó ir a la piscina con Robyn y Anna y, cuando estaba allí, por suerte (no), me nominaron al ya mencionado ice bucket challenge así que si queréis reíros un poco de mí, aquí os dejo el video.