lunes, 25 de agosto de 2014

Segunda semana superada :)

Y aquí estoy, otra semana más, contando mis pequeñas aventuras por tierras norteamericanas. En esta semana han pasado varias cosas que podríamos decir interesantes.

Para empezar, sé que esto no es muy interesante, o tal vez para alguno sí, pero mi obsesión por la comida no cambia y el fin de semana fuimos Alex, Anna y yo después de cenar a comprar de esos yogures helados que empezaron a ser tan famosos en España no hace tanto y me encontré con que en vez de tener que pedir tú lo que quieres, te lo hechas y después según pese pues lo pagas. Y claro, ahí empezó mi amor por este sitio llamado Orange Leaf. Tienes como 10 sabores entre los que están el de coco, vainilla, dos diferentes de chocolate, de todo... Y lo que elegí yo: atención. Yogur helado de brownie y limonada rosa con oreo y cereales. Envidiadme un poco venga.




Poco a poco la gente en el instituto, por muy grande que sea, te va conociendo y te va saludando cuando te ven, lo cual es un gran respiro después de esa primera semana siendo nadie y empezando totalmente de cero. Vas haciendo amigos y ya tienes una mesa fija con la que comer cada día y hablar siempre que quieras y lo necesitas. Mi mesa, (¿cómo no?) está llena de diversidad. Somos 3 estudiantes de intercambio y muchas americanas, pero americanas con familiares griegos, otras que estuvieron también aunque fuera un poco por España y así...


Beatriz (de Brasil), Emilia, Carly, Sam, Sophia, Sam y yo (de izquierda a derecha y de abajo a arriba)
Y en esta foto también falta Allena (que ese día estaba perdida por algún lugar).

Ahora un poco de las cosas que pasaron esta semana:

El martes fue un día normal de instituto pero por la tarde empezó la que fue mi primera tormenta aquí. Esa noche no tenía ni wifi (imaginad el sufrimiento eh...) y a la mañana siguiente yo me levanté a las 6:30, como de costumbre para empezar un nuevo día, cuando de repente entra Robyn (mi madre americana) y me dice que atrasaron el insti más de dos horas porque se había quedado sin electricidad. Y claro, yo toda feliz en casa hablando con mis amigos durante ese tiempo y pendiente del reloj para no perder el famoso bus. Adivinad qué pasó después: estaba yo preparándome, de nuevo, para salir por la puerta cuando recibo un mensaje suyo diciendo una gran noticia: ¡miércoles sin instituto! Que sí, que madrugué igual, pero después se quedó un gran día, con un calor increíble y muchísimo sol, y ¿qué hice yo? Pues coger mi bici e ir a la piscina a disfrutar de aquella mañana libre. 




Pero nada es perfecto así que ahí estoy leyendo un libro para la clase de inglés, pero siempre mejor en la piscina tomando el sol que encerrada en casa.

Después el jueves parecía un lunes y volvió a hacer tormenta. Estábamos todos con la esperanza de no ir a clase de nuevo pero no tuvimos esa suerte.

El viernes, último día de mi segunda semana de instituto, exámenes aparte, fue genial porque las dos primeras horas fueron más cortas ya que en la tercera íbamos a la Activity/club fair en la que tienes todos los clubes del instituto y te puedes a apuntar a ellos para conocer gente y hacer cosas diferentes en la rutina. Hay desde el Drama club (al que obviamente me apunté) o también llamado de teatro y de musicales hasta de escalada y ibras benéficas. Yo me inscribí en ese y después uno que se llama Fit club en el que haces yoga, zumba y esas cosas. Más tarde ese mismo día, Beatriz, Emilia, Grace y yo fuimos de compras y como Grace puede conducir pues nos llevó a un centro comercial de Indianapolis: Castleton Square y ahí pasamos toda la tarde del viernes.



La chica de la izquierda es Grace, por cierto.

Por cierto, nunca vayáis a un centro comercial de Estados Unidos con amigas: demasiada ropa bonita, a lo que para los europeos es a menor precio, y con más ganas de comprar.

Ayer, sábado, la mañana no fue muy especial ya que tuve que hacer los deberes que no había hecho el viernes y estudiar pero la tarde fue mucho mejor: como por la noche tenía una fiesta de bienvenida junto con otros estudiantes de intercambio de mi organización pues hice galletas de azúcar con Alex porque cada familia tenía que llevar un postre. Mike y Robyn no estaban y Anna estaba en su habitación así que el espectáculo empezó sin problema.  Estábamos haciendo las galletas con la música a tope y bailando y cantando por la cocina, cualquiera que nos hubiera visto... Eso sí, bien ricas que estaban. 

Y en medio de la tarde, volvieron Robyn y Mike y con una sorpresa; aquí, en Estados Unidos, ahora se puso de moda algo similar a nuestro querido Legado de Tibu y se llama Ice Bucket Challenge. En él puedes decidir entre firmar un cheque de 100 dólares para una fundación benéfica o que te tiren un cubo de agua fría con cubitos de hielo por encima, y eso tuvimos que hacer Alex, Anna y yo a Mike (que para los que no lo recuerden, es mi padre aquí) y fue divertido no, lo siguiente. Aquí os dejo una foto justo después de empapar al pobre.





Llegó la noche y empezó la fiesta: conocí a muchos estudiantes que, como yo, estaría este año en el centro de Indiana y me encontré, por casualidad, con que otros dos que había conocido en Nueva York también estaban ahí así que empezamos a hablar todos juntos y acabamos pidiéndonos nuestros Instagram, Facbook, números, de todo. Fue una gran noche.

Domingo: pensaba que iríamos a la iglesia pero en vez de eso, ¿qué hicimos? Fuimos a dar un paseo larguísimo por toda la ciudad y por unos caminos preciosos que acababan en un parque al lado del río. 





Acabé cansada no, lo siguiente pero el esfuerzo mereció la pena porque fuimos a comer a un restaurante en el que todo estaba riquísimo. Por la tarde tocó ir a la piscina con Robyn y Anna y, cuando estaba allí, por suerte (no), me nominaron al ya mencionado ice bucket challenge así que si queréis reíros un poco de mí, aquí os dejo el video.














sábado, 16 de agosto de 2014

Primera semana de una nueva vida

En esta última semana han pasado cientos de miles de cosas en mi vida. Empecemos por el principio: martes, 12 de agosto de 2014. Primer día de clase en en un instituto norteamericano. ¿Qué fue lo primero que tuve que hacer para llegar a él? Montar en el típico bus amarillo que todos hemos visto en las películas. Además son tal cual los enseñan: por fuera, ya os los podéis imaginar y por si no podéis, pues os pongo una foto un poquito más abajo, y por dentro, pues también: tienen esas especies de sofás (no sé muy bien cómo llamarlos) marrones, y el conductor (o la conductora, en mi caso, para volver a casa) siempre te saludan al entrar y al bajarte de ellos.





Y después de bajarme del bus ese día, me reuní con una chica que me parecía majísima y había conocido dos días antes, Colleen (ahora sé que lo es). Pues bien, me llevó a mi primera clase o como dicen ellos, a mi primer período, porque lo que yo no sabía era que mi instituto sería tan grande, tanto que necesitaba a un mapa para no perderme (porque sí, conseguí llegar yo sola a otras 5 clases ese día, aún no sé cómo) y la verdad es que preguntando por los infinitos pasillos tampoco tienes problema porque aquí la gente, en general, es muy simpática y abierta. 



 Y esto es sólo una parte del insti, para que os hagáis una idea...

Continúo:

Ese día digamos que fue el peor de todos, eso sin ser malo, porque los siguientes se fueron haciendo cada vez mejor. Después de cambiar mi horario unas 1234567898734 veces, por fin me quedé con el que me gustaba de verdad y ahí, en esas clases, fui conociendo a más y más gente con la que empezaba a hablar cada día y la que me saludaba cada vez que me veían por los pasillos, en la cafetería... (Que por cierto, también es como en las típicas películas americanas). Yo creo que el mayor reto en el insti esta semana no fue hacer amigos, porque eso resultó mucho más fácil de lo que pensaba, el mayor reto fue aprender a abrir las taquillas, lo cual podía ser entre desesperante y odioso. En los pasillos, cada uno tiene su taquilla asignada y ésta, tiene una combinación. Yo pensaba que sería tan fácil como meterla,¡pero no! Tiene su truco, aunque parezca una tontería, y cuando suena el timbre y hay más de dos mil personas por los pasillos hay un poquito de presión, tanta que a veces hay que ir casi corriendo a las clases para no llegar tarde.



Después, hablando del horario, hay mil asignaturas entre las que elegir, desde nivel universitario (que equivale a esa asignatura en el primer nivel de la universidad) hasta clases de lo más sencillas.
Pues bien, en los institutos americanos hay miles de ventajas pero sales del primer día de clase con deberes y cada día tienes más y más que entregar al día siguiente, eso sí, nada que no se pueda llevar bien. Luego, en muchas asignaturas, hacen ya "exámenes" pocos días más tarde de empezarlas, por ejemplo, empecé la clase de Psicología el martes y el viernes tuve el primero.
Dejando de lado lo académico y la parte física del insti, vayamos a por la gente. Como dije antes, hay muchísima y la mayoría, siempre con una sonrisa en la cara, te transmiten una alegría impresionante, ¡hasta los profesores! (que te ayudan en todo lo que te haga falta y más). Por lo visto, este año somos 7 estudiantes de intercambio y muchísimos estudiantes nuevos, que nos conocimos ayer en un picnic que organizó el insti con la ayuda de los Seniors (los que están en lo que sería 2º de bachillerato, yo, por ejemplo, soy una Junior, los de 4º de ESO serían Sophomores y los de 3º, Freshmen), el cual fue no sólo divertidísimo sino que en él aprendimos cosas del insti acerca de los clubes, de los deportes, los bailes (Homecoming y Prom), los partidos de fútbol americano, a los que van todos, y cosas por el estilo. Lo mejor de todo es que fue al final del tercer período, mi comida y ocupó también el cuarto, por lo que perdimos clase y comimos pizza y las cookies (que no podían estar más ricas) mientras conocíamos a gente y lo pasábamos bien. Y digo "mi comida" porque no está sólo un horario para comer: hay tanta gente que hay que distribuir a los alumnos en tres turnos (A, B y C). 

Otra cosa que me sorprendió mucho es la cantidad de alumnos que estudia español aquí, casi todos a los que les preguntas qué asignaturas escogieron te dicen español entre otras, en cualquiera de los niveles.

Y para acabar con el tema del instituto por esta semana, aquí os dejo unas fotos de algunas de mis nuevas amigas, tanto estadounidenses, como extranjeras.



Colleen y Emilia (estudiante finlandesa)

Y, para finalizar, una cosa que me pasó ayer por la noche y me sorprendió mucho: fui a cenar a casa de unos amigos de mi familia y estuve con una de sus hijas y su familia, me llevaron a sitios ellas dos caminando (acabé muerta porque todo está muy lejos) y, al final de la noche, fuimos a ver una película al jardín de unos vecinos suyos, sí, al jardín, porque tenían una pantalla enorme colocada en la puerta al lado del garaje, y fuimos hasta allí y me saludaron como si me conocieran de toda la vida, me senté con ellas en una manta, y hasta nos pasaron palomitas. Si hubiese pasado eso en España creo que habrían llamado a la policía como mínimo. Y esa es otra de las facetas de los americanos: ¡te reciben con los brazos abiertos!

domingo, 10 de agosto de 2014

Emprendiendo el viaje a EEUU (despedidas, bienvenidas y un mundo totalmente nuevo)


Llevaba ya una semana despidiéndome de gente a la que quiero, algo que fue realmente difícil, sobretodo cuando me despedí de alguna muy especial para mí la cual ya vive lejos de donde yo vivo (o vivía), en diferentes partes de España, pero unos días después de aquello, llegó el momento: ese que llevaba tantos años esperando y que por fin se iba a hacer realidad. El proceso no fue fácil, hubo instantes en los que creía que no lo conseguiría y que esa ilusión se quedaría en eso, una ilusión, pero superadas las distintas pruebas, finalmente se estaba cumpliendo. Martes, 5 de agosto de 2014, un día de la semana, del mes, que para cualquiera sería uno más del verano pero no para mí (ni para mi familia y gente más cercana). Ese martes, emprendería el viaje de mis sueños.











Nunca me han gustado las despedidas, aunque no sean definitivas y ese día menos. Tuve que despedirme de aquellos a los que más quiero por un tiempo. A las 12 aproximadamente fue cuando todo eso empezó: abrazos, besos, palabras de cariño que siempre me acompañarán y alguna que otra lágrima aparecieron en esa hora del día. Era el momento de decir "hasta pronto", darse la vuelta y tan sólo desear que todo les fuese bien mientras yo no estaba con ellos. Una hora más tarde me subí en aquel avión que me llevaría un pasito más cerca de los Estados Unidos de América y un poco más tarde, aquel mismo día, el que me llevaría a la gran cuidad de Nueva York.






(Sin bandera de España pero... ¡Ata pronto Galicia! ¡Hasta pronto España!)



Desde ese momento todo fue nuevo: conocí a muchísima gente de todo el mundo que, como yo, estaría fuera de casa durante 10 meses, visité esa ciudad (impresionante, por cierto) y cogí otros dos vuelos para acabar llegando a Indianapolis. En ese aeropuerto me esperaba la familia a la que perteneceré durante este tiempo y me dieron una gran bienvenida con el típico cartelito que aparece en las películas con tu nombre. Nos presentamos todos y pusimos rumbo hacia mi nuevo hogar: Zionsville, Indiana. Media hora más tarde llegamos casa, una enorme casa, todo hay que decirlo. Me la enseñaron y empecé a organizar todo. Y para finalizar el día, fui a mi nuevo instituto (en el que me perderé más de una y dos veces) y me inscribí en él.



Al día siguiente por la noche fui a mi primer partido de béisbol y lo pasé genial. Intenté entender aquel deporte típico americano pero no es tan fácil como parece.



Y, para finalizar, ayer por la mañana, día 9 de agosto, me llevaron al "farmer's market", un mercado en el que los granjeros ponen puestos y venden sus cosechas o carne, así como pan y dulces. Después de eso, fuimos a Indianapolis de nuevo a la Feria Estatal (la cual sucede una vez al año) y en ella había muchísimos animales diferentes (entre ellos el cerdo más grande del mundo), vegetales (calabazas y sandías enormes así como miles de mazorcas de maíz, algo propio de este Estado), puestos de comida en los que había desde perritos calientes y "corn dogs" (los que están en un palo) hasta oreo bañadas en algo similar a mantequilla y, entre otras cosas, cientos de atracciones en las que montarse. No podemos olvidar tampoco que ¡Incluso podías montarte en elefantes! La verdad es que esta descripción queda muy pobre comparado con lo enorme que es la Feria, pero así os podéis hacer una idea. Ah, y también había una competición de animadoras (raro, ¿verdad?) y una figura tallada de queso. Como os podéis imaginar, esto es un mundo completamente diferente a España, hay miles de cosas nuevas de las que aprender y disfrutar.