sábado, 16 de agosto de 2014

Primera semana de una nueva vida

En esta última semana han pasado cientos de miles de cosas en mi vida. Empecemos por el principio: martes, 12 de agosto de 2014. Primer día de clase en en un instituto norteamericano. ¿Qué fue lo primero que tuve que hacer para llegar a él? Montar en el típico bus amarillo que todos hemos visto en las películas. Además son tal cual los enseñan: por fuera, ya os los podéis imaginar y por si no podéis, pues os pongo una foto un poquito más abajo, y por dentro, pues también: tienen esas especies de sofás (no sé muy bien cómo llamarlos) marrones, y el conductor (o la conductora, en mi caso, para volver a casa) siempre te saludan al entrar y al bajarte de ellos.





Y después de bajarme del bus ese día, me reuní con una chica que me parecía majísima y había conocido dos días antes, Colleen (ahora sé que lo es). Pues bien, me llevó a mi primera clase o como dicen ellos, a mi primer período, porque lo que yo no sabía era que mi instituto sería tan grande, tanto que necesitaba a un mapa para no perderme (porque sí, conseguí llegar yo sola a otras 5 clases ese día, aún no sé cómo) y la verdad es que preguntando por los infinitos pasillos tampoco tienes problema porque aquí la gente, en general, es muy simpática y abierta. 



 Y esto es sólo una parte del insti, para que os hagáis una idea...

Continúo:

Ese día digamos que fue el peor de todos, eso sin ser malo, porque los siguientes se fueron haciendo cada vez mejor. Después de cambiar mi horario unas 1234567898734 veces, por fin me quedé con el que me gustaba de verdad y ahí, en esas clases, fui conociendo a más y más gente con la que empezaba a hablar cada día y la que me saludaba cada vez que me veían por los pasillos, en la cafetería... (Que por cierto, también es como en las típicas películas americanas). Yo creo que el mayor reto en el insti esta semana no fue hacer amigos, porque eso resultó mucho más fácil de lo que pensaba, el mayor reto fue aprender a abrir las taquillas, lo cual podía ser entre desesperante y odioso. En los pasillos, cada uno tiene su taquilla asignada y ésta, tiene una combinación. Yo pensaba que sería tan fácil como meterla,¡pero no! Tiene su truco, aunque parezca una tontería, y cuando suena el timbre y hay más de dos mil personas por los pasillos hay un poquito de presión, tanta que a veces hay que ir casi corriendo a las clases para no llegar tarde.



Después, hablando del horario, hay mil asignaturas entre las que elegir, desde nivel universitario (que equivale a esa asignatura en el primer nivel de la universidad) hasta clases de lo más sencillas.
Pues bien, en los institutos americanos hay miles de ventajas pero sales del primer día de clase con deberes y cada día tienes más y más que entregar al día siguiente, eso sí, nada que no se pueda llevar bien. Luego, en muchas asignaturas, hacen ya "exámenes" pocos días más tarde de empezarlas, por ejemplo, empecé la clase de Psicología el martes y el viernes tuve el primero.
Dejando de lado lo académico y la parte física del insti, vayamos a por la gente. Como dije antes, hay muchísima y la mayoría, siempre con una sonrisa en la cara, te transmiten una alegría impresionante, ¡hasta los profesores! (que te ayudan en todo lo que te haga falta y más). Por lo visto, este año somos 7 estudiantes de intercambio y muchísimos estudiantes nuevos, que nos conocimos ayer en un picnic que organizó el insti con la ayuda de los Seniors (los que están en lo que sería 2º de bachillerato, yo, por ejemplo, soy una Junior, los de 4º de ESO serían Sophomores y los de 3º, Freshmen), el cual fue no sólo divertidísimo sino que en él aprendimos cosas del insti acerca de los clubes, de los deportes, los bailes (Homecoming y Prom), los partidos de fútbol americano, a los que van todos, y cosas por el estilo. Lo mejor de todo es que fue al final del tercer período, mi comida y ocupó también el cuarto, por lo que perdimos clase y comimos pizza y las cookies (que no podían estar más ricas) mientras conocíamos a gente y lo pasábamos bien. Y digo "mi comida" porque no está sólo un horario para comer: hay tanta gente que hay que distribuir a los alumnos en tres turnos (A, B y C). 

Otra cosa que me sorprendió mucho es la cantidad de alumnos que estudia español aquí, casi todos a los que les preguntas qué asignaturas escogieron te dicen español entre otras, en cualquiera de los niveles.

Y para acabar con el tema del instituto por esta semana, aquí os dejo unas fotos de algunas de mis nuevas amigas, tanto estadounidenses, como extranjeras.



Colleen y Emilia (estudiante finlandesa)

Y, para finalizar, una cosa que me pasó ayer por la noche y me sorprendió mucho: fui a cenar a casa de unos amigos de mi familia y estuve con una de sus hijas y su familia, me llevaron a sitios ellas dos caminando (acabé muerta porque todo está muy lejos) y, al final de la noche, fuimos a ver una película al jardín de unos vecinos suyos, sí, al jardín, porque tenían una pantalla enorme colocada en la puerta al lado del garaje, y fuimos hasta allí y me saludaron como si me conocieran de toda la vida, me senté con ellas en una manta, y hasta nos pasaron palomitas. Si hubiese pasado eso en España creo que habrían llamado a la policía como mínimo. Y esa es otra de las facetas de los americanos: ¡te reciben con los brazos abiertos!

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